En la actualidad, todo está ligado al consumo. Es una
tendencia que ha ido aumentando conforme al paso de los años hasta que nos
hemos convertido en una nación de consumidores. Algunos de los factores que
influyen en el consumo son:
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Anuncios: Los anuncios salen en
televisiones, radios, pancartas publicitarias, autobuses… nos recuerdan que lo que tenemos ya constituye
un modelo viejo, ya está pasado… Parece
que a la publicidad no se le da importancia, pero si desapareciese, nada sería
igual; bajaría la productividad de las fábricas y empresas, la economía descendería
y cambiaría todo… En los anuncios se invierten grandes cantidades de dinero
para poder producir el mayor efecto posible sobre las personas, con el fin de
atraer. El ejemplo que mejor se puede ver es los Reyes Magos , la Navidad y
todo lo que conlleva como comidas típicas, así como el turrón. Mes o mes y
medio antes de que lleguen dichas fechas, ya se invaden comercios, revistas,
pancartas publicitarias y anuncios de regalos y objetos típicos de la Navidad.
Lo repiten tantas veces al día y lo vemos, tantas veces, puestos en distintos sitios que acabamos
comprando cosas que no son estrictamente necesarias.
La publicidad no solamente tiene función
económica, sino que también tiene:
·
Función ideológica: Contribuye a crear
estados de opinión y se tiende a consolidar un tipo de vida y de valores.
·
Función desproblematizadora: la
publicidad nos ofrece el consumo como un camino hacia la felicidad.
·
Función estereotipadora: nos incita a
consumir el mismo producto.
Los anuncios suelen llevar eslóganes que se
quedan fácilmente en la memoria y, en muchos de ellos, salen personalidades
famosas que dicen que consumen o tienen un producto que les va muy bien con el
objetivo de que la gente compre, aunque luego esa persona famosa no tenga el
artículo en casa. Un ejemplo es Andrés Iniesta y los helados Kalisse, conocidos
ya por casi toda España sólo porque los
anuncia el jugador que nos dio la victoria en el Mundial.
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Moda: Las modas son otro factor importante.
La gente, cada año decide la forma de vestir y cómo debe estar la ropa, así
como longitud, manga corta, larga, estrechos… Las modas son producidas
principalmente por la publicidad, ya que muchas veces informan de ropa con
características diferentes a la que lleva todo el mundo, es decir, diferente a
la de la moda actual, para que la gente vaya y la compre. Si no compras, eres
raro y te miran, además de criticarte, por lo que se tiende a comprar. ¿Qué
pasa con la ropa que ya no está de moda? Pues esa ropa ya se mueve a la
siguiente fase del proceso que es deshacerse de ellas.
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Obsolescencia de objetos: Hay dos tipos
de obsolescencia: Obsolescencia planificada: Consiste en que los
objetos, antes de salir de fábrica, ya van programados para dejar de ser útiles
en un tiempo y así, asegurarse de que la gente va a seguir comprando. Lo mismo
pasa con partes de objetos, van programados para que se rompa esa parte y no el
objeto entero, para así sólo cambiar esa parte que suele costar bastante. Un
ejemplo de ello son las lavadoras modernas. Todas ellas, en vez de llevar
botones manuales como llevaban las de hace diez años, llevan pantalla digital
con uno o dos botones alrededor solamente. Cuando se rompe uno de esos botones,
no se puede sustituir el sólo, sino que debe sustituirse la placa entera que
tiene un costo elevado. A estos casos se les añade la obsolescencia
percibida. La gente en estos casos suele pensar: “El cambio de la placa de
esta lavadora me va a costar bastante dinero, y una lavadora nueva con un nuevo
modelo no me costará mucho más y así nos ahorramos tiempo” Aquí ya se ve el
segundo tipo de obsolescencia. Hay un nuevo modelo, pues lo compro antes que
reparar el viejo que me vendrá a costar más o menos lo mismo.
Así mismo, hace cuarenta o cincuenta años,
ocurría exactamente lo contrario, en vez de comprarlo, se reparaba cada vez que
se estropeaba, se iba reparando y reparando.
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Cuanto más tenemos más queremos. Se nota en la
población que, a pesar de que tenemos más dinero , más medios y está aumentando
todo, nuestra felicidad sigue igual, es decir, no crece. Posiblemente se deba a
que no nos da tiempo a disfrutar todas las cosas que compramos.
En el mundo occidental, se produce esto:
todo está aumentando como la calidad de vida, la asistencia sanitaria, ganamos
más dinero… pero la felicidad y bienestar social se encuentra estancado e incluso decrece. Mientras, en los países
del tercer mundo, no tienen apenas dónde vivir, en chozas en el mejor de los
casos, pero son más felices que todos los del mundo occidental. La felicidad se
podría definir como la apreciación subjetiva de la vida, es decir, la felicidad
la encuentran, en especial los del tercer mundo, cuando encuentran un techo
bajo el que vivir.
Generaciones pasadas así como abuelos o
bisabuelos, tenían la vida más o menos marcada y sin embargo eran felices y
ahora somos incapaces de encontrar la felicidad entre tanta abundancia, entre
tantas cosas que poseemos y tenemos a nuestro alcance.
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