COMENTARIO
DE TEXTO
“LA
DULCE BOCA QUE A GUSTAR CONVIDA” DE LUIS DE GÓNGORA
La dulce boca que a gustar convida 11A
Un humor entre perlas destilado 11B
Y a no invidiar aquel licor sagrado 11B
Que a Júpiter ministra el garzón de la Ida, 11A
Amantes, no toquéis, si queréis vida; 11A
Porque entre un labio y otro colorado, 11B
Amor está, de su veneno armado, 11B
Cual entre flor y flor sierpe escondida. 11A
No os engañen las rosas, que a la Aurora 11C
Diréis que, aljofaradas
y olorosas, 11C
Se le cayeron del purpúreo seno; 11D
Manzanas son de Tántalo,
y no rosas, 11C
Que después huyen del que incita hora, 11C
Y sólo del Amor queda el veneno. 11D
1.
LOCALIZACIÓN.
El poema que nos disponemos a
comentar fue escrito por Luis de Góngora, poeta barroco español (Córdoba 1561 –
1627). Fue el creador y máximo representante del culteranismo. Descendiente de
una familia acomodada, realizó sus primeros estudios en Córdoba y luego pasó a
Salamanca, en cuya universidad estudió derecho, humanidades y matemáticas. En
1585, fue racionero de la catedral de Córdoba, donde desempeñó diversos cargos.
Realizó constantes viajes a la corte, como muchos escritores de la época, y en
1617 trasladó su residencia definitivamente a Madrid. Pese a ser nombrado
capellán de Felipe III, sufrió graves penurias económicas. En 1626, gravemente
enfermo, regresó a su Córdoba natal, donde murió. Aunque su producción
literaria se centró en la poesía, también escribió dos obras de teatro: “Las
firmezas de Isabela” y “El doctor carlino”. La mayor parte de su obra no se
publicó directamente, sino que circuló en manuscritos. Realizó más de 220
composiciones de arte menor, entre las que se incluyeron romances, letrillas,
villancicos y canciones. Entre los romances destacan “Entre los sueltos
caballos” y “Amarrado al duro blanco”; entre las letrillas merece destacarse “La
más bella niña”. Los sonetos, considerados entre los más bellos de la poesía
española, mostraron asimismo su tendencia a la sátira y una profunda agudeza,
sin abandonar el tema amoroso. Destaca “Soneto a Córdoba”. Entre sus poemas, el
más destacado y reconocido es “Fábula de Polifemo y Galatea”, donde narra los
amores de Acís y Galatea y la venganza del gigante Polifemo. Esta obra se
caracterizó por su profunda oscuridad y levantaron grandes polémicas y críticas como las de Quevedo.
El estilo de Góngora es una
magnífica muestra del culteranismo barroco. Su lenguaje abundó en cultismos,
figuras retóricas y alusiones mitológicas que, si bien dificultan la lectura,
ampliaron también las perspectivas de poesía en su tiempo.
Este soneto fue escrito en 1584
y pertenece a la poesía lírica barroca. La nueva poesía reflejó los
contrastes característicos de la época. De este modo, junto a un tratamiento
serio de temas como el desengaño o la muerte, se desarrolló una tendencia
poética de carácter humorístico y satírico. El Barroco admite una gran variedad
de asuntos, pero entre ellos destacan algunos como los sueños o la mitología.
En
cuanto a las formas, la poesía barroca se caracteriza por alternar la métrica
culta procedente de Italia, como el soneto, con formas de la literatura
popular, como los romances, las coplas o las letrillas. Los autores cultos
manifiestan un gusto por la literatura tradicional y componen parte de sus
obras en este estilo. En esta época se desarrolla abundantemente lo que
conocemos por Romancero Nuevo. Así pues, los géneros y la métrica siguen siendo
esencialmente los mismos que en el Renacimiento.
La
poesía barroca se caracteriza por perseguir la originalidad y por buscar la
admiración del lector mediante el ingenio. Esto ocasiona que en el Barroco
abunde el empleo de los recursos retóricos, lo que contribuye a que, en
ocasiones, la poesía de esta época sea oscura y difícil de forma consciente.
El
Barroco busca la ruptura del equilibrio entre forma y contenido que
caracterizaba a las obras literarias del período anterior. Este propósito común
de desestabilizar se encuentra en la base de las dos principales tendencias
renovadoras de la época: el culteranismo y el conceptismo. Ambas tendencias
fueron creadas debido al ansia de originalidad y al enfrentamiento personal
entre escritores como Góngora y Quevedo. El culteranismo prosiguió la belleza y
la expresión de la forma, por lo que ocultó los contenidos y recurrió a
metáforas sensibles, hipérbatos, perífrasis, cultismos y alusiones mitológicas.
2. CONTENIDO.
La idea
principal es que el amor puede resultar tan dulce y atractivo como engañoso,
pues cuando este se va, solamente deja el veneno, es decir, el dolor.
·
Estructura externa: se trata de un
soneto, un poema formado por 14 versos
endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. El esquema métrico
de esta obra es: ABBA/ABBA/CCD/CCD. Todos los versos son de arte mayor con rima
consonante.
·
Estructura interna: este soneto lo
podríamos dividir en dos partes según el tema tratado:
ü La
primera parte abarca el primer cuarteto, donde hace una descripción de la boca
de la amada como algo dulce, paradisíaco, sagrado…
ü En
la segunda parte, en el resto de la composición, nos habla del engaño que
encierran todas esas apariencias. Llega a comparar el amor con una serpiente e
incluso con el castigo de Tántalo, que ya explicaremos más adelante.
3.
ANÁLISIS DE LA FUNCIÓN POÉTICA.
En
el primer cuarteto realiza una
descripción de la boca de su amada. Para comprenderlo mejor, es necesario
definir ciertos términos. Con “garzón de Ida”, se refiere a Ganimedes, príncipe
troyano a quien raptó Júpiter en el monde de Ida y a quien en el Olimpo se le encomendó servir la bebida
de los dioses. Júpiter es el padre de los dioses. En esta primera estrofa,
emplea una metáfora al usar el término “perlas” para referirse a los dientes. También
cabe destacar la alteración del orden de las palabras para anticipar aquellas
que más le interesan. La distribución sintáctica correcta sería: “La boca dulce
que convida a gustar / un humor destilado entre perlas / y a no envidiar aquel
licor sagrado / que el garzón de la Ida sirve a Júpiter”. Con la palabra humor,
que hace referencia a cualquier líquido corporal, designa a la saliva, que sale
destilada entre los dientes como si de un manantial se tratase, produciendo una
gran belleza y atracción. Para reforzar más esta descripción, la compara con el
licor que era servido a los dioses, siendo éste aún menos sagrado que el humor
que mana de la dulce boca. En esta primera estrofa, podemos apreciar varias características
de este autor: el magistral uso de la metáfora potenciación de los temas mitológicos, y una
exquisita complicación sintáctica con las más audaces variantes del hipérbaton.
En
el segundo cuarteto, ataca esa
realidad que oculta la boca con su manantial. Comienza con un apóstrofe, una
llamada de atención, en este caso, a los amantes, con el fin de que sepan que
lo que se dice a continuación va dirigido hacia ellos, quedando avisados del
peligro que entrañan esos labios. También establece una comparación entre el
amor y una serpiente que espera al acecho para inyectar su veneno. Concretamente,
es una comparación entre la lengua y una serpiente, pues la serpiente se
encuentra oculta entre flor y flor, mientras que la lengua, entre labio y
labio. De nuevo vuelve a destacar el uso de hipérbaton. Si analizamos sintácticamente
los versos, observamos que el complemento directo de tocar se encuentra en la
primera estrofa, cuando la estructura correcta nos indica que el complemento
directo siempre va detrás del verbo.
En
el primer terceto, compara los
labios con rosas. Existe un cromatismo, pues hay muchos elementos que sugieren
color rojo, que es el color del amor, de la pasión, “flor”, “labio”, “colorado”,
“veneno”, “rosas”, “purpúreo”…
En
la última estrofa establece la
última comparación del amor, la más dura y significante. Lo compara con
Tántalo, rey de Lidia que, arrojado por los dioses a un lago rodeado de
frutales, no podía comer ni beber porque cuando se acercaba a la fruta y al
agua, las ramas se elevaban y el agua descendía de nivel. Con esto nos dice que
cuando nos acerquemos al amor, este solamente nos dejará el veneno.
En
conclusión, se trata de un poema en el que el autor llama la atención de los
jóvenes para que no se fíen del amor, ya que puede resultar muy dulce a primera
vista, pero ser amargo cuando se prueba. Hay pocas figuras retóricas, cabe
destacar las metáforas y los hipérbatos, característicos de Góngora.